MACHISMO Y HOMOFOBIA
A pesar que la diversidad sexual es un hecho cotidiano y cada vez más común en las calles, nuestra sociedad como la mayoría de las latinoamericanas, está muy lejos de aceptar con plenitud los derechos de los homosexuales, bisexuales, transgénero y lesbianas.
Los movimientos organizados de estas comunidades o de la llamada “diversidad”, han puesto en relieve el rechazo, la persecución, los crímenes de odio, y hasta el homicidio, por estas razones de preferencia u orientación sexual.
Pero, ¿por qué se promueve la homofobia, es decir el odio hacia las personas con una forma diferente de vivir su sexualidad? Dos razones importantes se mezclan en la ignorancia de las personas: las creencias religiosas (no olvidemos que somos un pueblo guadalupano y muy católico) y por otro lado el machismo, que ha sido una herencia grave de nuestra colonización. El machismo no sólo desvalora y violenta a las mujeres, sino todo aquello que pueda ser, parecer, emular, o acercarse a “lo femenino”, puesto que ello implica: debilidad, sutileza, fragilidad, sensibilidad, ternura, etc., características radicalmente opuestas a “lo masculino”, símbolo de poder, estatus, fuerza, supremacía, dominio, control, etc.
En los países latinoamericanos, existe suficiente evidencia histórica, de la persecución que se ha hecho desde la época colonial, en contra de las personas con una orientación sexual diferente a la heterosexual. Sin embargo, no hay que ir lejos en la historia de México para demostrar que esto ha sido una constante en la cultura de nuestro país; el rechazo y violencia hacia los homosexuales es parte del entrenamiento masculino hacia el machismo supremo.
El sexismo es cotidiano entre nuestra población, medios masivos de información, iglesia, escuela, familia y otras instituciones de estado, han promovido la descalificación, burla, ó rechazo de las personas de la diversidad sexual. Las justificaciones son múltiples, en el aspecto religioso por ejemplo, la homosexualidad atenta contra el matrimonio, “institución sagrada” en la que se debe practicar la vida sexual con la clara meta de la procreación.
No hay duda de la violencia, dirigida hacia aquellos cuya orientación homosexual pareciera amenazar el entorno de “los machos”, quienes se acreditan el honor de despreciar, humillar, insultar, golpear, torturar e inclusive asesinarlos.
La familia es el primer espacio, donde se fomenta la burla y el rechazo de las personas homosexuales; los apodos, motes, chistes y sobrenombres, de los que son víctimas, pretenden “corregir el defecto” de un hijo ó hija, quienes manifiestan actitudes diferentes a las esperadas, de acuerdo a sus genitales y la familia se adjudica la labor “terapéutica” de corregirles, a veces utilizando la violencia como supuesto “método pedagógico”, especialmente sus padres.
Aceptar la diversidad sexual de una manera plena, constituye todo un reto para las sociedades modernas, donde más allá de consentir ó “respetar a medias” los derechos de estos seres humanos, entendamos con una verdadera responsabilidad, las diferencias entre las personas así como el hecho de la libertad de elegir.
Invitados: Diana Laura Guerrero Sandoval y Mario Sánchez Pérez
Lunes 30 de agosto a las 20:00 hrs. por Radio ciudadana
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