En nuestro programa “Palabra de Hombre”, hemos venido haciendo un acercamiento al fenómeno actual por el que atravesamos los hombres, sin dejar de lado a las mujeres pues la visión de género implica necesariamente un trabajo conjunto para una comprensión más amplia de lo que ocurre actualmente con nosotros como género en crisis.
La inserción de la mujer en la vida laboral y productiva iniciada desde la segunda guerra mundial, abrió una nueva era en el desarrollo de las mujeres y su manera de pensar. Este desarrollo facilitó que las mujeres no se conformaran con aquellos trabajos “propios de su género””. Por otro lado el feminismo como corriente de pensamiento también impulso al género femenino, a un desarrollo más completo de sus capacidades. Las mujeres lucharon para que se abrieran más espacios académicos, por ejemplo en las universidades en las carreras cuyo perfil estaba pensado como “exclusivo de los hombres”.
Lo anterior no fue fácil, implicó una lucha cotidiana de derechos de las mujeres y sin lugar a dudas la descalificación de las capacidades de las mujeres a cargo de los hombres y no olvidemos la violencia de género para “regresarlas al espacio privado a donde pertenecen”.
Esta lucha culminó con la introducción de la mujer en actividades de toda índole productiva, hoy en día se puede hablar incluso de un “cierto desplazamiento” de los hombres de algunas de estas actividades.
Hoy en día las necesidades de las familias implican que muchas mujeres no puedan dejar de trabajar, ya que la aportación económica para sus familias es indispensable y en muchos casos es la única.
La educación masculina fortalece la idea que los hombres deben trabajar fuera de casa y ganar un salario por esto; el rol a desempeñar implica cubrir una serie de necesidades básicas, personales y de la familia. Dentro de esta misma educación de género, una expectativa de los hombres es que las mujeres deben quedarse en el hogar y realizar las labores domésticas de manera gratuita. Sin embargo muchas mujeres no están de acuerdo con esa idea y se cuestionan por qué deben quedarse en la casa si tienen las aptitudes, capacitación y experiencia necesarias para trabajar fuera de la casa y recibir un sueldo a cambio.
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